• Colección: Ensayo

• Páginas: 148 páginas

• ISBN: 9789874870350

Síntesis del libro 

Estructurado en tres grandes bloques o conferencias —dos dictadas en México y una en España— ”Edipo ha muerto, Ensayos de filiación” de Luciano Lutereau (Buenos Aires, 1980) es un recorrido por esa etapa en la que se atraviesa el complejo de Edipo y que puede detectarse principalmente en niños y adolescentes. Con referencias a textos cruciales del autor donde el tema se de deja entrever pero no se profundiza, estas clases exponen el trasfondo teórico de algunas ideas y lo van cosiendo con casos clínicos a partir de intervenciones de los participantes para, en definitiva, plantear la hipótesis de la muerte del complejo de Edipo, o lo que es lo mismo, de la imposibilidad de observar hoy, en consulta y mayoritariamente, la existencia de casos de conflicto edípico. En una sociedad donde el momento del destete se dilata cada vez más, y en la que somos espectadores de una adolescentización de los adultos, este libro recorre y analiza casos desde la teoría freudiana sin renunciar a ella; pero ubicando las faltas y vacíos que se observan y debieran retomarse hoy.

Contratapa

El Edipo no es una novela. No es la historia de un niño enamorado de su madre y penosamente parricida. Es la tragedia del deseo para el ser hablante, la experiencia de una pérdida, a partir de la cual cada quien se constituye como sujeto. 

Es también una vía de filiación, la que convierte a un niño en un hijo, a través de simbolizar la diferencia entre las generaciones. Ahora bien, ¿podemos pensar que la experiencia edípica está en disolución en nuestras sociedades?

Las tres conferencias que integran este volumen plantean de modo claro y preciso diferentes escenarios sintomáticos en la crianza y en la adolescencia, con el propósito de pensar un nuevo tipo de subjetividad (a partir de fijaciones tempranas) que ya no toma como modelo de normalidad a las neurosis. 

Edipo ha muerto, dice Lutereau con cierto aire nietzscheano. El desafío estará en no recaer en la nostalgia y sentir su ausencia como un déficit, para que el psicoanálisis esté a la altura del siglo XXI.